No me digas que me quieres, que me enamoro.

Odio los besos baratos que no valen para nada. Odio las miradas insignificativas. Odio las frases bonitas, porque enamoran. Odio los abrazos prohibidos, porque me acostumbro. Odio los besos amargos, porque me tientan. Odio los tequieros, porque son mentira. Odio cuando me coges de la mano y me susurras que me amas, porque no siempre será verdad. Odio tus promesas, porque siempre se rompen. Odio tus siempres, porque nunca se acaban. Odio tus nuncas, porque siempre se cumplen.




Porque odio tantas cosas de ti, tantas cosas que me hacen ilusiones rotas.