Las mariposas brillan, tu reflejo contra la pared de color ocre y mis recuerdos emborronados por el tiempo, se fijaban en una pared blanca. Que un lugar te atrape en su cuento de hadas no es ningún chiste. Suena agradable pero terrorífico a la vez. Se pinta de blanco pero se viste de rosa. Y puede hacerte retroceder en el tiempo o simplemente soñar sin ningún resultado. Tambien te puede congelar. Te puede repetir la misma rutina. Que solía consistir en dormir. Su imagen retumba en tu cabeza todo el día, mil dudas la inundan. Pero solo una respuesta aparece: Es la hora de irnos. Tendrás que conformarte en soñar su rostro por las noches, o simplemente pensar que todo es perfecto. Pero lo único que tienes claro es que no quieres volver a meterte en ningún cuento estúpido. Tampoco quieres volver a sentirte ni a tres metros sobre el cielo ni a cuatro. Quieres tener los pies en la tierra. La realidad en la cabeza y la conciencia en la tierra. Es entonces cuando subes al coche. Ese olor a cuero que tanto te encanta, esa tapicería nueva y el dichoso asiento que esta defectuoso. Tu padre como siempre te tortura su media horita de viaje con musica extraña. Y tu mientras piensas ¿Que hago yo aquí? ¿No tendría que estar disfrutando a tu lado? ¿No tendría que estar en la fiesta mas grande del planeta con mis mejores amigas? Soñando despierta. Y sin darme cuenta suena esa canción de Albert Pla, soñando. ¿Casualidad? No creo.
Te rallas, das vueltas a las cosas. Exiges porqués que no existen y sinceramente, nunca aparecerán.
He vuelto a leer. Un libro de Carlos Ruiz Zafón, parece que era lo que necesitaba. Un poco de lectura para mi alborotada cabeza. Lleno de poesías y sueños. Y sin darte cuenta ya estas allí, ese lugar apartado del mundo. Panticosa. Te sientas en tu cama, cierras los ojos. Y te das cuenta que ese lugar ya te a atrapado. Sigues congelada en el tiempo. Pero hay veces que sienta bien desconectar. Solo para darte cuenta de que necesitas verle, o simplemente necesitas esas risas a todas horas, escaparte de tus padres un rato, y sentir esa adrenalina al hacer algo equivocado. Detrás de tu ventana te esperaban las montañas vestidas de boda, preparadas para acabar esta temporada con una buena mañana de esquí. Te pones un montón de capas, y te preparas para escaparte del mundo. Como si te adentraras en una burbuja. Que se explotará con un simple viaje de vuelta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario